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La ocupación racional del terreno de juego de un equipo depende de la idea táctica que se quiera desarrollar. No hay una ocupación racional del terreno de juego general, que sea considerada como buena, sino que depende del plan táctico, las relaciones entre jugadores y la capacidad entre ellos para asociarse.

No solo se establece en función de un partido, sino que cada jugada tiene estímulos diferentes y se debe adaptar para que sea la correcta. También depende de la zona de juego en la que está dispuesto el equipo. Por ejemplo, en el inicio de la jugada, los jugadores tendrán más espacio y tiempo y se cuenta con el apoyo de un jugador más (el portero), mientras que en la finalización habrá menos espacio y tiempo y la ocupación racional del espacio será otra por la disposición del rival.

Por estos motivos, un entrenador debe dudar de los dogmas. No se puede disponer una ocupación racional porque siempre se ha hecho así o determinados entrenadores las hacen. Cada uno tiene que buscar sus propios argumentos para llegar a una ocupación racional del terreno de juego. Las posibilidades son muy variadas, pero hay que dudar e innovar para crecer en el mundo del fútbol.

La ocupación racional del terreno de juego

Factores que influyen en la ocupación racional del terreno de juego

El sistema de juego puesto en práctica. Dependiendo de los jugadores que tenga cada equipo, se podrá elegir un sistema de juego y en función de este ocupar los espacios.

La táctica que se emplea. En función de la idea de juego del equipo será correcta o no por la distribución y los objetivos.

El marcaje del oponente. El fútbol es un deporte de colaboración y oposición y el rival influye en cuál será la ocupación racional correcta. Por ejemplo, dependerá de si el adversario marca en zona o al hombre. Y el marcaje del propio equipo. Dependiendo de cómo defienda el equipo y las ayudas que se producen se podrá distribuir el equipo de una manera u otra.

Las características de los compañeros. Las capacidades de los jugadores podrán realizar algunas acciones y otras y hay que facilitar un posicionamiento que favorezca estas cualidades. También hay que tener en cuenta las características del rival para aprovechar sus debilidades y no provocar acciones que requieran características en la que son fuertes.